Lorencez se dispone a dar el último asalto, organizando una columna con los Cazadores de Vincennes y el Regimiento de zuavos y dirigiéndola a Guadalupe, mientras pone en marcha una segunda compuesta con los demás cuerpos, excepto el 99º de Línea, en reserva; la segunda columna ataca la derecha de la línea de Zaragoza.
A ésta le salen los Zapadores al mando de La Madrid y se traba un terrible combate de bayonetas. Una casa situada en la falda del cerro es el objetivo. Los franceses la toman y se guarecen en ella, pero son desalojados por los Zapadores; la tornan a recobrar y de nuevo son expulsados de ella por valientes tropas de La Madrid. El Cabo Palomino se mezcló entre los zuavos y se batió cuerpo a cuerpo con los arrogantes soldados franceses, y se posesiona de su estandarte como botín de guerra al caer muerto el portador del mismo.