Rojo sobre negro,
una rosa roja se cayó
sobre el negro asfalto
y después llovió.
Fui a recogerla,
el viento sopló;
corrí detrás de ella
y desapareció.
Rojo sobre negro,
tus labios en la oscuridad,
llamas que se encienden
para iluminar.
Me acerqué a besarlos
buscando el placer,
maldije aquellos labios
cuando me quemé.
Luis Eduardo Aute