La masacre del 11-M tuvo ayer un sangriente e inesperado colofón en Leganés, una ciudad-dormitorio de casi 180.000 habitantes del sur de Madrid. La Policía española cercó a media tarde a un grupo de magrebíes, entre tres y cinco, cuyas fotos fueron difundidas por su relación con el 11-M. Al verse descubiertos, los terroristas -entre los que estaba al menos uno de los criminales identificado como autor de la masacre perpetrada en los trenes el 11 de marzo- huyeron hacia un edificio donde tenían algún complice y amenazaron con hacer saltar por los aires el inmueble. Cuando los geos se aprestaban a entrar en la casa, los terroristas islámicos hicieron explosionar una gran bomba que mató a uno de los agentes españoles, destrozó la casa y despedazó a los magrebíes, que gritaban "¡Alá es grande!". Entre los escombros han aparecido tres cadáveres de terroristas. Un cuarto ha sido encontrado ahogado en la piscina.

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Los GEO no mueren.