Linda entrada que se ha puesto de moda en Baires y que sirven en bastantes restaurantes, ideales para empezar una buena comida en inmejorable compaņia.
La primera vez que las comi fue en Itapema, Brazil, alla por el aņo 80. Lo servian cortado en dados, como parte de una picada.
Tardo muchos aņos en recorrer los 1700km que separan Itapema de Buenos Aires y vino con algunas variantes, dadas por la forma y fundamentalmente porque se las sirve nadando en salsa de tomate.

Cortar bastones de mozarella de unos 10cm de largo por 4 de ancho y uno de espesor.
Pasarlos por huevo batido con sal y rebozarlos en pan rallado. Al huevo no le puse nada mas que sal porque el pan rallado estaba saborizado con ajo y perejil. Se puede hacer dos veces este trabajo, para formar asi una costra mas resistente.
Dejar descansar (la mozarella estara cansadisima supongo...) unas dos horas en la heladera para que la cubierta se asiente bien.
Freir en aceite (yo use de girasol) bien caliente, ahi esta el secreto para que se haga bien, que la costra se cocine rapido, antes de que el queso se derrita y se desarme todo con el consiguiente enchastre.
Servir en platos de entrada, nadando en una salsa de tomate que puede ser una pomarola o una napolitana. Si tiene albahaca fresca (no es mi caso, se la comieron las hormigas), puede espolvorear un poco de esta hierba finamente picada por encima.