Esta receta podria llamarse tambien como arreglar un estropicio y cambiar la receta a ultimo momento, sin morir en el intento, pero profiriendo alguna maldicion notable.

La cosa es que la idea inicial era preparar el solomillo de cerdo envuelto en masa philo (), pero como bien admiti en la explicacion de esa receta, la masa philo y yo no congeniamos del todo y hay veces que directamente nos llevamos mal. Esta fue una de esas veces.
Pero sali mas o menos airosa, sobre todo porque en la cocina, salvo cuando la comida se quema irremediablemente (me ha pasado alguna vez, porque negarlo...) todo es remediable...bueh, casi todo, prueben equivocarse poniendo azucar en lugar de sal y la cosa se complica.

Va pues la receta:

Eramos cuatro adultos para comer, el plato era solomillo de cerdo, por lo que compre dos, ya que el lomo de este bicho tiene la caracteristica de ser poco rendidor, porque las puntas hay que deshecharlas y no suelen ser muy gruesos.
Bien desgrasados, sin telitas ni laminas que deformen la pieza durante la coccion, salar y pimentar para llevar a sellar a una sarten con un poco de aceite de oliva.

Este fue el momento en que empece a despegar (con poquisimo exito) la masa philo y fue tambien el momento en que decidi que la presentacion del plato sufriria cambios irremediables, ya que la masa NO se despego.
Sabiendo esto, deje la masa de lado para generar una variante en el plato (que sin este detalle de la envoltura no tiene demasiada ciencia ni gracia).
Retire del fuego los solomillos sellados por todos sus lados y dore en el mismo fondo, una cebolla blanca bien picada, le agregue un poco de panceta cortada en laminas de 4x2 y dore las dos cosas a fuego bien fuerte para agregarle al final unos hongos portobello fileteados. A los pocos minutos, retire del fuego y reserve aparte. En la misma sarten volvi a poner los dos lomos de cerdo, les agregue una buena cucharada de mostaza de dijon y un vaso (250cc) de jerez.
Una vez que rompio el hervor, baje el fuego al minimo y volvi a evaluar mis posibilidades de hacer algo con la masa.
Mi idea inicial era acompaņar el cerdo con un pure de espinacas, para lo que ya las tenia cocidas al vapor. Sobre el pucho decidi variar la guarnicion un poquito, y el pure paso a ser una crema de espinacas. Y para presentarla, volvi a agarrar la masa, una tijera y en unos moldes bien, pero muy bien enmantecados (lo unico que me faltaba era que se me peguen) los forre con capas de masa, todas untadas en manteca derretida. Eso fue al horno y en cuestion de dos o tres minutos estaban doradas, por suerte las saque antes de que se quemen!
Las espinacas hervidas las puse en la procesadora y las pique bien, les agregue una cebolla morada salteada, mas que nada para darles un poquito de sabor, sino quedan un poco sosas para mi gusto. Sal, pimienta, nuez moscada, unos 100 cc de crema de leche y queso parmesano rallado, todo a procesar junto y la crema estaba lista.
A todo esto el cerdo, al que seguia controlando, echandole algun chorrito de jerez si me lo pedia, le agregue a ultimo momento las cebollas, la panceta y los hongos y deje que se termine de cocinar.
Corte los medallones de cerdo, descartando las puntas (que al dia siguiente formaron parte del almuerzo de los chicos) y directo a emplatar.
Los invitados quedaron encantados con las canastitas de masa philo y valio la pena el stress, porque ha quedado demostrado nuevamente, que en la cocina nada esta del todo perdido mientras exista imaginacion y rapidez de reflejos.